Abri los ojos para ubicarme. Me encontraba en mi vieja habitacion
en la casa de papa. Ultimamente me habia refugiado en los sueños. De pronto
reaccione y recorde que despues de la llamada de papa habia ido a por mi, tomo
toda mi ropa y habia decidido que debia regresar a casa. Llevaba exactamente
3 dias entre dormir y solo despertar para hacer mis necesidades, para hacer creer
a papa que me encontraba bien.
Entre sus cuestiones laborales y mi depresion no habia tenido la
oportunidad de hablar con el. Se levantaba para ir a trabajar y me dejaba
dormida, yo me levantaba por mero compromiso con mi padre a hacerle de
comer, por lo tanto a la hora que el salia del trabajo y llegaba a cenar me volvia
a encontrar dormida. En una de las tantas mañanas que me encontraba
haciendole de comer a papa marcaba a el numero de Angeles, sin ningun exito.
Solo queria saber si se encontraban bien. El no saber nada de ambos hacia
que mi tortura fuera mas dificil.
Observe el reloj que tenia a mi lado. Eran las 13:00 en punto, debia de
levantarme y comenzar a hacerle de comer a papa. Hoy habia decidido charlar
con el. Era tiempo y no queria seguir manteniendolo con preocupacion, en un
par de ocasiones lo escuche hablar con mama que ya no sabia que hacer
conmigo, que solo me la pasaba durmiendo. No me agradaba tener asi a mi
padre, este sufrimiento era suficiente para mi, no queria compartirlo.
Me levante y arregle. Al salir del baño me observe en el espejo, no podia
creerlo, era otra persona. Mi rostro no reflejaba ni siquiera un rayito de alegria,
tenia los ojos hinchados y un par de profundas ojeras bajo ellos. Mi rostro se
veia demacrado y lleno de tristeza. Las horas pasaron y yo continuaba
haciendo las labores de la casa, tenia que buscar alguna forma de
entretenerme y no volver a caer. Durante la limpieza de la casa observe el gran
librero que tenia papa en la sala. Me detuve y observe todos y cada uno de los
libros. Necesitaba concentrarme en alguna lectura, tenia en cuenta tambien
que no me pasaria limpiando la casa todo el dia.
No escuche cuando papá abrió la puerta. Estaba sumergida observando los libros, buscaba algo
que me hicieran sonreír o al menos me tuviera en suspenso. Definitivamente no buscaba una
historia trágica amor, con la mía era mas que suficiente. De pronto escuche sus pasos y di un
brinco. Cuando voltee papá se encontraba parado junto a una silla del comedor. Me observo y
sonrió. -Me da gusto no encontrarte dormida pequeña- se acerco a mi y me beso la frente. Solo
me limite a sonreír. Nos dirigimos en silencio a la cocina. Prepare el comedor y después de un
rato reaccione.
-¿Qué haces aquí papá?- pregunte un poco confundida.
-Es sorprendente saber que no estas perdida en el limbo y tienes conciencia del tiempo y
especio- sonrío un poco –solo vine a ver si te encontrabas bien y aprovechar a comer contigo- se
sentó en el comedor. Comencé a llevar la comida a la mesa y me senté junto a él.
-Tu madre te ha mandando saludos- dijo mientras se servia un poco de agua.
Yo procuraba mantenerme en silencio y solo asentar con la cabeza. Ambos pasamos parte del
tiempo callados, hasta que el rompió el silencio con la pregunta que no tenia ni la mas minima
gana de responder.
-Entonces- suspiro –todo esto que te sucede es por enamorarte de quien te dije te alejaras ¿no?-
me miro mientras comía.
Supuse que en algún momento mamá le contaría que me encontraba así por la desilusión
del primer amor y todo eso pero ahora que todo había pasado debía cuestionarle muchas cosas a
mi papá, como esas, el por que no quería que me relacionaría con Adrián y Ángeles pero sobre
todo lo que había tenido presente hasta en sueños, aquellas palabras del Dr. Borella llenas de
tanto rencor contra los Kostas.
-¿Podemos posponer esa conversación para la noche?- comente mientras comía –debo poner en
orden todas mis ideas y volver a analizar las cosas para poder platicarlas contigo-
-Prometes que no te encontrare dormida- tomo mi mano –realmente me tienes preocupado
Megara-
-Lo sé papá- pase mi mano por mi cabello – es solo que tengo miles de preguntas para ti,
respecto a todo-
-Lo suponía- contesto preocupado –tienes razón, la conversación será larga- siguió comiendo.
Ambos terminamos de comer y me levante a recoger la mesa. Papá se despidió de mi. De pronto
me vi sola de nuevo en casa.
Me senté frente al televisor a cambiar de canales sin nada interesante que observar.
Observe el teléfono en muchas ocasiones sin embargo algo me impedía acercarme y marcar para
saber si Ángeles estaba de nuevo en su departamento. Después de levantarme del sillón y volver
a sentarme en múltiples ocasiones, me llene de fuerza, me acerque y marque. Sonó un par de
ocasiones y de pronto escuche su voz. Ángeles ya estaba en su casa. No lo podía creer. Me quede
por un largo momento callada y solo escuchaba la voz de Ángeles hasta que ella misma se quedo
en silencio y pregunto:
-¿Megara? ¿Eres tu? Por favor, si eres tu contesta- nuevamente me quede callada y comencé a
llorar, suspire profundo y conteste:
-Si Ángeles, soy yo- a pesar de que se escuchaba mi voz entrecortada una sonrisa iluminaba mi
rostro.
-¿Cómo estas? Me da tanto gusto saber de ti- escuche su voz alegre –subí a tu departamento
ayer y te marque pero nada de ti ¿estas con tu papá?-
-Así es- me limite a contestar -¿Cómo esta él?- pregunte ansiosa. Un silencio se hizo, pareciera
como si algo terrible hubiese pasado y Ángeles no quisiera decirme.
-¿Esta bien verdad?- mi voz se escuchaba con tono preocupado.
- Dentro de lo que cabe- contesto Ángeles. Todo paso por mi mente, quizás también se
encontraba lleno de tristeza como yo y hacia las cosas por mero impulso o tal vez Ángeles
tampoco sabia nada de él solo lo necesario.
-¿Te puedo pedir un favor?- pregunte.
-Claro Meg, lo que necesites-
-¿Estas en contacto con él? ¿Podrías darle mi numero para poder charlar?- volví a preguntar.
-Meg- contesto con tristeza –mi Tío no me deja hablar con él, de hecho batalle mucho para que
me dejaran volver aquí-
-Pero ¿se encuentra bien?- contesto preocupada.
-Si lo esta- dijo triste. Ambas nos quedamos en silencio. ¿Tanto era el odio? ¿Por qué nos odiaba
tanto el Dr. Borella?
-Bueno Ángeles- conteste triste –este el numero de mi papá, creo que estaré un largo tiempo
aquí- conteste resignada.
-Me ha dado mucho gusto saber de ti Meg- dijo Ángeles.
-A mi también- una sonrisa se ilumino en mi rostro –si te pones en contacto con el …-
-Te llamare- me dijo tranquila.
-Gracias-
Nos despedimos y la llamada termino. Me asome a la ventana y pude ver los rayos del sol.
Dentro de mi solo quedaban miles de ganas de seguir llorando. Nuestro amor se alejaba y parecía
que no había manera de volver a estar en contacto. Contemplaba la ciudad y recordaba aquella
mañana en que el sol me había despertado y me encontraba junto a él. Mi corazón se entristecía.
La horas pasaban y pasaban lentamente y yo sentada en aquel sillón, simulando ver la
TV. Deseaba que papá saliera pronto del trabajo y pudiéramos charlar. Estuve a punto de volver
a la cama y dormir, definitivamente el día me iba mucho mejor mientras dormía. Mi vida en
sueños era junto a Adrián, reviviendo una y otra vez aquellos momentos felices. Me acurruque
en el sillón. Quería a papá, lo necesitaba en ese momento. Cerré mis ojos y comencé a desear
tenerlo a mi lado, necesitaba que contestara a mis preguntas y decirle todo lo que sentía. Escuche
como abría la puerta. Nuevamente había llegado antes, aunque para mi estando sola en la casa
había sido una eternidad, realmente solo fueron un par de horas.
Papá se asomo a la sala y me vio arrinconada en aquel sillón. Toco mi cabello y se sentó en
el extremo contrario del mismo sillón.
-
Aquí estoy pequeña- dijo mientras me observaba. Me levante rápidamente y lo abrace, no podía
contener mas las lagrimas.
-¿Por qué duele tanto amar?- le dije entre sollozos mientras lo abrazaba. Acaricio mi cabello y
acomodo mi cabeza en forma que quedara recostada sobre él.
-No lo se hija- me dijo mirándome fijamente –solo se que el verte así a mi también me mata de
dolor- seco una lagrimas de mi mejilla.
- Se que tal vez estés totalmente decepcionado de mi- le dije –papá te juro que no era mi
intención enamorarme, solo sucedió- por mas que quería poner las ideas bien en mi mente
parecía que todo se revolvía junto con mis lagrimas.
-No estoy decepcionado Megara- su voz se escucha tranquila –en cuestiones del corazón, la
razón siempre permanece callada- beso de nuevo mi frente.
-Papá- me acomode a su lado y lo mire fijamente -¿De donde conoces al Dr. Adrián Borella?- me
observo y bajo la mirada.
- Tenia tanta razón- movió la cabeza diciendo que no –es tiempo que sepas de del pasado de los
Kostas- me miro fijamente y acaricio mi rostro.
Helga Schneider - Déjame ir, madre
Hace 10 años
4 comentarios:
Nooo!!!!!
esta genial, pero...
Cúal es la historia de los Kostas? y Adrian, que pasa con él? donde esta? como esta?
¿por qué? ¿por qué nos haces esto?
por lo visto vicky esta igual de enganchada que yo, todos los dias llego corriendo a mi computadora para leer el siguiente capitulo, pero cada dia me dejas mas en suspenso me muero de ganas de saber cual es la historia de los kostas y los borella creo qe por fin mañana voy a saberla, esta historia esta GENIAL de verdad felicidades!!! pero por favor ya no nos dejes en suspenso
Por cierto soy de mexico asi que lo leo despues!! por la diferencia de horarios y eso es muy frustrante!!
Ya sé que necesitas tiempo para escribir y no debe ser fácil por que la historia es muy buena y lleva su tiemppo, pero...
Necesito más,a que hora cuelgas los capitulos? llevo todo el día mirando y nada.
Te felicito por tu trabajo, es realmente bueno.besos
Gaby vamos a tener que aprender a ser pacientes y nuestra paciencia será recompensada
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